lunes, 30 de julio de 2012

La recta final de ser seminarista 1

     Es el tercer año de seminario y casi el Séptimo año de haber aceptado el llamado del Señor  de formar parte de los siervos de Dios. Y hoy al mirar este tiempo, los conocimientos en el estudio me han dejado una muy buena enseñanza, he aprendido algunas cosas, y la mejor parte es reconocer que a mayor conocimiento, me doy cuenta que no tengo nada, que al revelarse más verdades soy cada vez más ignorante y que la gracia de Dios es lo único que me permite continuar con esta carrera. Sin embargo también es muy cierto que he comenzado a tener la experiencia que deja la práctica del ministerio, el observar a siervos experimentados con mayor tiempo en el ministerio y me doy cuenta que el ingrediente clave debe ser la humildad, reconocer que el siervo no tiene ningún valor y que hace un buen trabajo cuando las vidas de las ovejas son cambiadas y su nombre es olvidado, dejando el lugar por completo a Jesús, que se trata de ÉL a quién debe seguirse como el mayor modelo de Pastor. Que cada acción, palabra, es seguida por su rebaño y aún más por las personas que no lo son y que no se trata de una profesión más se trata de una asignación celestial por quién es dueño de todo lo que existe.

miércoles, 4 de enero de 2012

De mi mentor: Nunca Retrocedas

     Recientemente alguien de mi familia me preguntaba ¿Qué es un mentor? Ya que en una plática donde el tema era  la formación que un pastor debería tener durante toda su vida, mencione esta palabra "mentor", mi respuesta fue finalmente para la persona que me preguntó "Se trata de tener a una persona madura en la fe que esta dirigiendo tu desarrollo y crecimiento en el ministerio, y que le es concedida autoridad en tu vida" mi familiar se sorprendió y menciono si todos los pastores de verdad tendrían un mentor. Creo que sería muy recomendable porque la rendición de cuentas, es una muestra de carácter. Incluso no solo los pastores debemos tener un mentor, todos los cristianos, discípulos de Cristo deberían tener uno. Y he mencionado esto porqué una muestra de lo importante que es tener a un mentor que ha caminado con Cristo mas tiempo que uno mismo. Aquí les comparto un artículo que público mi mentor en el año 2009.

"Para atrás ni para tomar impulso" la primera vez que escuché de labios del pastor Rolando Gutiérrez esta frase fue en el velatorio, mi abuela materna había fallecido. Después se la escuché decir en muchas ocasiones, especialmente a los jóvenes. Teníamos que seguir adelante con nuestros estudios, nuestro discipulado, nuestra formación teológica, nuestros ministerios. La he tenido presente en muchos momentos difíciles, cuando se antojaba declinar, abandonar, retroceder. Hay muchas frases que nos resultan inspiradoras, pero que no atinamos a articular con nuestra experiencia de vida. Por eso, los niños judíos tenían que ser enseñados por medio de la repetición. Dios está más interesado en nuestro carácter que en nuestra bendición. No retroceder es parte de la formación del carácter. Jesús fue decisivo en su vida y ministerio. No se percibe una sombra de duda en el derrotero de su vida. En los Evangelios Jesús señala que hay cierto tipo de personas propensas a retroceder: el que no pondera sus decisiones y actúa impulsivamente, el que vive atado a las cosas buenas del pasado y el que pospone sus compromisos. Hay que poner la mirada siempre hacia adelante, "para atrás ni para tomar impulso"P.Pola.

lunes, 2 de enero de 2012

Sacarle provecho a lo inesperado.

     Durante el comienzo de este mes de Diciembre, estuve leyendo un libro sobre la disciplina, por cierto muy interesante, y aunque el mismo autor (Richard Shelley) menciona en su libro que no hablará de nuevos descubrimientos en la materia, sino sobre cosas básicas que podemos poner en práctica como una inversión con grandes ganancias a futuro. Shelley dirige su propuesta a partir de fundamentos bíblicos, ofreciendo alternativas para toda clase de personas que invierten su tiempo en su profesión, oficio o estudio. Abriendo un abanico de posibilidades para todos no solo para los pastores. Y me ha parecido retomar la actividad de escribir y compartir a través de este medio, lo que Dios a través de todas la disciplinas me va mostrando, es un buen pretexto y tentador al mismo tiempo, dejar pasar el año nuevo sin retomar o iniciar nuevas propuestas o resoluciones. Así que comparto con ustedes este fragmento de tres puntos del libro de Shelley, que bien queda para reflexión de este inicio del 2012.
  1.       Piense en que el hecho de impacientarse es una necedad. No cambiará nada, excepto el hecho de que se cambia de un estado a otro. La importancia es la reacción del hombre pequeño, cuya imaginación está empequeñecida, cuyo depósito de ideas está agotado y cuya vida es egocéntrica. El hombre grande se niega a malgastar su energía nerviosa en inútiles chisporroteos.
  2.     Dele gracias a Dios por su oculta providencia. (Rom. 8:28) alguien ha observado que el Señor no sólo ordena los pasos del hombre, sino también las paradas. Había un obrero cristiano de Inglaterra que durante la guerra sentía la imperativa necesidad de tomar cierto autobús, pero lo perdió por causa de demoras que estuvieran fuera de su control, y tuvo que esperar una hora mientras llegaba el siguiente, estuvo tentado a impacientarse, hasta que el autobús que al fin tomó, pasó al que no pudo tomar. Este había sido retorcido y desmenuzado por una bomba que había caído. Los pasajeros se habían convertido en cadáveres. Sin embargo, rara vez vindica tan rápidamente la divina providencia. Generalmente el designio misericordioso que hay detrás de una demora permitida, no se revela de inmediato y esto es bueno, puesto que las enigmas de la providencia son buenas para la fe.
  3.      Pídale a Dios que le indique cómo convertir su frustración en satisfacción. Averigüé cuál sería la necesidad humana que usted probablemente no hubiera satisfecho a causa de su apresurada eficiencia. Un amigo mio se halló una tarde aislado en la silla de una sala de espera, sin un libro para leer ni una libreta en la cual escribir. Al considerar que de ese modo probablemente perdería varias horas, y pensar en lo importante obra que lo estaba esperando, comenzó a ponerse tenso. Luego intencionalmente y con oración, se tranquilizó y miró alrededor. En el lado opuesto de la sala se hallaba una atormentada y preocupada madre con un niño enfermo en sus brazos y otra niña impaciente a sus pies, tirándole la fada y demandando atención. El profesor universitario no necesitó mucho tiempo para ganarse la confianza de la pequeña y colocarla sobre sus rodillas, donde la mantuvo felizmente ocupada hasta que la agradecida madre salió del despacho del médico, ya lista para marcharse al hogar. El propio corazón del profesor, se sintió extremadamente confortado. No había perdido la tarde. La había invertido. Muy a menudo, la persona que quiere ser disciplinada sólo hace provisiones para lo ideal; cuando la engolfa lo que no es ideal, queda fuera de equilibrio. Tenemos que aprender a tomar el material tosco de la realidad y transformarlo en servicio. (Romanos 8:28)


Del libro: La vida disciplinada, autor: Richard Shelley Taylor . Ed Betania 1979.