Es el tercer año de seminario y casi el Séptimo año de haber aceptado el llamado del Señor de formar parte de los siervos de Dios. Y hoy al mirar este tiempo, los conocimientos en el estudio me han dejado una muy buena enseñanza, he aprendido algunas cosas, y la mejor parte es reconocer que a mayor conocimiento, me doy cuenta que no tengo nada, que al revelarse más verdades soy cada vez más ignorante y que la gracia de Dios es lo único que me permite continuar con esta carrera. Sin embargo también es muy cierto que he comenzado a tener la experiencia que deja la práctica del ministerio, el observar a siervos experimentados con mayor tiempo en el ministerio y me doy cuenta que el ingrediente clave debe ser la humildad, reconocer que el siervo no tiene ningún valor y que hace un buen trabajo cuando las vidas de las ovejas son cambiadas y su nombre es olvidado, dejando el lugar por completo a Jesús, que se trata de ÉL a quién debe seguirse como el mayor modelo de Pastor. Que cada acción, palabra, es seguida por su rebaño y aún más por las personas que no lo son y que no se trata de una profesión más se trata de una asignación celestial por quién es dueño de todo lo que existe.
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